domingo, 28 de febrero de 2010

TRINCHERAS DEL ALMA

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Emerjo desde el fondo del horror,
ahogado grito de libertad.
una mano es angustiante dolor,
más la otra es acariciante bondad.

Mil batallas quemaron la conciencia,
más ninguna silenció la razón,
ha cobrado su precio la pendencia
en las trincheras de la sinrazón.

Asfaltaron las calles de codicia,
sin pares, sin un ayer y sin hoy,
la conciencia pereció sin caricia
mato jirones del hombre que soy.

Las municiones de la gran locura
no han perforado el fiel del sentimiento,
mal herida ha quedado la cordura
desfallecido, el razonamiento.


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