lunes, 16 de noviembre de 2009

EL PIANISTA


Deja su alma en las teclas que acaricia,
para invadir la mía con dulzura,
se roba mis suspiros sin premura
latiendo mi corazón con albricia.

Su música me atrapa con ardicia
elevándome al cielo su obertura,
ciñendo con sus notas mi cintura
amándome de forma subrepticia.


Se entrega en acordes con vehemencia,
recorriendo mi piel con melodía
y me besa con notas semifusas,

meciéndome en arpegios con candencia
su concierto me eleva, es ambrosía,
transportándome al templo de las musas.

No hay comentarios: